Casi todas las previsiones fiables anuncian una temporada de huracanes extremadamente activa para 2024. Y si su organización no está preparada, podría resultar perjudicial, costoso o incluso dañino para su personal y sus bienes.
A nadie le gusta prepararse en exceso y perder tiempo, dinero o recursos en una predicción a largo plazo. Pero, independientemente de las previsiones estacionales, basta con que una tormenta caiga en el momento y lugar equivocados para que las operaciones se paralicen y afecten a su cuenta de resultados.
Acuerdo unánime sobre una temporada activa
Los investigadores de la Universidad Estatal de Colorado (CSU) realizan un seguimiento de las previsiones creíbles sobre la temporada de huracanes de agencias gubernamentales, entidades privadas y universidades. Todos pronostican un número superior al normal de tormentas tropicales y huracanes en la cuenca tropical del Atlántico, y muchos proyectan una actividad muy por encima de lo normal.
La NOAA publicó la semana pasada su previsión anual de pretemporada, que pronostica un 85% de probabilidades de una temporada por encima de lo normal. Los expertos de la CSU prevén una temporada "extremadamente activa", con hasta 23 tormentas con nombre y 11 huracanes. Esto supone casi el doble de la media de los últimos 30 años, que es de 12 tormentas con nombre y algo más de seis huracanes.
Todos los indicadores creíbles de las tendencias estacionales en los trópicos apuntan a una actividad muy superior a la normal este año. La rápida transición prevista de El Niño a La Niña encabeza la lista, lo que puede producir un entorno de niveles superiores más favorable a los huracanes sobre el Caribe y el Atlántico occidental. Unas aguas oceánicas cálidas que baten récords y un patrón monzónico favorable sobre África Occidental también están preparando la Región Principal de Desarrollo (MDR) del Océano Atlántico, donde nacen la mayoría de los huracanes.
Entender el coste de las tormentas
Los huracanes han sido las catástrofes naturales más mortíferas y costosas en Estados Unidos durante los últimos 40 años. Predecir el impacto financiero de un huracán es difícil, pero está claro que los costes no disminuyen.
El cambio climático provoca una intensificación más rápida de las tormentas, lo que amplifica sus efectos y deja menos tiempo para prepararse. El aumento de la población costera pone en peligro a más personas y empresas, lo que se traduce en impactos indirectos y en un incremento de los costes de reparación.
Tomar la decisión correcta en el momento equivocado puede ser un error costoso. No basta con comprar los datos meteorológicos adecuados. Hay que saber cómo y cuándo utilizarlos. Y para eso tenemos una hoja de trucos. Las ideas de nuestra guía sobre huracanes para responsables de la toma de decisiones le serán útiles cuando empiece a ver proyecciones de un huracán o tormenta tropical que pueda afectar a su negocio o a sus activos.
Para evitar gastos inesperados, es importante contar con un plan de respuesta coherente adaptado a las posibles repercusiones de una tormenta en sus finanzas. Este plan debe considerarse anualmente para todos los lugares expuestos, independientemente de las previsiones previas a la temporada.
Prepararse para los impactos, no sólo para las predicciones
Un elevado número de tormentas tropicales o huracanes no significa necesariamente que vaya a ser un mal año para las llegadas a tierra en Estados Unidos. El impacto de una tormenta depende de su trayectoria específica, su fuerza y su movimiento, que son difíciles de predecir con meses de antelación, por no hablar de cinco días.
La conexión entre el número de huracanes y los que afectan a tierra suele ser débil e impredecible. Por ejemplo, ha habido temporadas con una actividad de huracanes por encima de lo normal pero sin impacto en EE.UU. Por el contrario, grandes huracanes han azotado durante años relativamente tranquilos en múltiples ocasiones.
Sin embargo, se ha avanzado en la evaluación de la vulnerabilidad de un litoral concreto en un año determinado. Esto se basa en gran medida en las variaciones estadísticas de las previsiones estacionales para toda la cuenca atlántica. Por ejemplo, los investigadores de la CSU afirman que hay un 62% de probabilidades de que un huracán de gran intensidad toque tierra en Estados Unidos, cifra significativamente superior a la normal (43%).
Los gestores de emergencias y los meteorólogos suelen utilizar la frase "sólo hace falta uno" para disuadir al público de reaccionar al bombo de una previsión estacional. Lo mismo puede decirse de la mentalidad de su equipo. Su energía emocional está mejor empleada en evaluar el riesgo para sus activos y prepararse para los impactos de una tormenta que en preocuparse por una previsión a largo plazo. He aquí por qué.
Evitar la información engañosa
Cada huracán es único, y es importante estar preparado año tras año para evitar tomar decisiones costosas basadas en información engañosa. En lugar de centrarse en una previsión a 6 meses vista, es más beneficioso centrarse en las vulnerabilidades específicas de los posibles impactos.
Los huracanes son complejos, y planificar su impacto, así como mitigarlos y responder a ellos, es aún más complicado. Invertir en herramientas de vigilancia meteorológica, análisis del historial meteorológico y previsiones a corto plazo puede ayudar a seguir con precisión el avance de una tormenta y a tomar decisiones con conocimiento de causa. Recurrir al asesoramiento de expertos puede ayudarle a tomar mejores decisiones.