Será una carrera contrarreloj la que probablemente determine lo activa que será la temporada de huracanes de este año.

Los meteorólogos dicen que El Niño podría frenar la actividad tropical este otoño, pero no están seguros de cuándo ocurrirá. Y las aguas ya están ardiendo, listas para alimentar cualquier tormenta que se forme.

Independientemente de las previsiones, se anima a los residentes y propietarios de negocios de las zonas propensas a los huracanes a prepararse como cada año. El inicio oficial de la temporada de huracanes en el Atlántico es el 1 de junio.

Previsión de la temporada de huracanes 2023

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) publicó el jueves por la mañana su primera previsión para la temporada de huracanes de 2023, que prevé una actividad "casi normal" en el Océano Atlántico, el Mar Caribe y el Golfo de México. La NOAA prevé entre 12 y 17 tormentas con nombre, de las cuales entre 5 y 9 podrían convertirse en huracanes, incluidos entre 1 y 4 huracanes de gran intensidad (con vientos de 111 mph o superiores). Sus cifras reflejan unas probabilidades relativamente iguales de actividad tropical por encima y por debajo de lo normal, debido a lo que denominan "factores concurrentes".

Los meteorólogos del Departamento de Ciencias Atmosféricas del Estado de Colorado publicaron sus previsiones a mediados de abril, pronosticando una temporada ligeramente inferior a la media para la cuenca atlántica. Esperan que la actividad global sea aproximadamente el 80% de la media de los últimos 30 años, citando también el desarrollo de El Niño como factor principal. Sin embargo, los científicos señalan que existe una "amplia gama de soluciones" y que una temporada "muy por encima de la media" sigue siendo una posibilidad.

Por qué esta temporada es más incierta que la mayoría

El Niño se declara cuando se observa una ola de calor durante tres meses consecutivos en las aguas ecuatoriales del océano Pacífico. Este fenómeno es uno de los que más influyen en los patrones meteorológicos globales conocidos por el hombre. Y las investigaciones han demostrado que tiene fuertes conexiones con la cantidad y magnitud de los ciclones tropicales en el Atlántico.

El 11 de mayo, la NOAA emitió una alerta de El Niño, declarando que era probable que se formaran condiciones de El Niño en un par de meses y que había un 90% de probabilidades de que persistiera durante el próximo invierno. Este patrón suele dar lugar a vientos del oeste más fuertes en las capas superiores del Caribe y el Atlántico tropical, que pueden desintegrar los huracanes cuando intentan formarse.

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Ilustración gráfica de los dos factores principales de la Temporada de Huracanes 2023. Los colores del mapa representan las anomalías de la temperatura de la superficie del mar a 24 de mayo de 2023.

El agua caliente es esencialmente lo que alimenta a los poderosos huracanes. En contraste con los efectos potencialmente amortiguadores de El Niño, las temperaturas de la superficie del mar en gran parte del Atlántico oriental y central ya están muy por encima de lo normal. Esto hace que la incertidumbre sobre el inicio y la fuerza de El Niño sea un factor crítico en las perspectivas estacionales para 2023. Si las influencias atmosféricas de El Niño se retrasan o son más débiles de lo esperado, existe la posibilidad de una temporada de huracanes activa.

No se deje engañar por las cifras

Los meteorólogos y los gestores de emergencias suelen utilizar la frase "sólo hace falta una" para disuadir al público de basar la preparación en experiencias previas de tormentas o previsiones de pretemporada. Lo mismo puede decirse de los empresarios y las aseguradoras: Sólo hace falta una mala tormenta para cerrar el negocio o hacer saltar por los aires el presupuesto para siniestros.

Si bien los pronósticos de pretemporada de huracanes pueden proporcionar valiosas perspectivas de alto nivel, hay muchos escollos a la hora de confiar en ellos para tomar decisiones empresariales críticas.

Sin embargo, tomar la decisión correcta en el momento equivocado puede salir caro. Por eso hemos creado una guía dirigida a los responsables de la respuesta a huracanes.

El próximo huracán al que hay que responder no es una cuestión de "si", sino de "cuándo". Centrarse menos en una previsión a 6 meses vista y más en las vulnerabilidades específicas del impacto puede posicionar mejor sus recursos para lo inesperado.

Las inversiones en herramientas de vigilancia más inteligentes para los riesgos meteorológicos pueden permitirle seguir con precisión el crecimiento o el declive de una tormenta más cerca de tocar tierra. Y saber cuándo apretar el gatillo de una respuesta requiere datos precisos, perspectivas procesables y análisis expertos.

Contamos con expertos que pueden ayudarle a tomar mejores decisiones.